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Mundial 86: La consagración de Maradona y sus lugartenientes

Por Héctor Suárez para www.elchorrillero.com

Maradona muestra la Copa Jules Rimet que Argentina ganó en el Azteca ante Alemania por 3-2.
Actualizada: 31/03/2018 10:49
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Cuando Jorge Luis Burruchaga adelantó la pelota tras un pase mágico de Diego Maradona e inició una carrera supersónica de 40 metros, Harald Schumacher no aparecía en cuadro en la tele y cada ojo vio lo que la tensión le dejó. Los argentinos maldijeron: “¡El arquero llega antes!” Los alemanes maldijeron: “¿Dónde está el arquero?”

Faltaban nueve minutos para terminar la final de la Copa Mundial de la FIFA México 1986 y tres antes Alemania Federal había igualado un 2-0 de Argentina, demostrando que hay que rematarla cuando está herida, porque siempre tiene una vida más que el resto.

Una final inesperada

La Albiceleste había llegado a México primera que nadie. La obsesión de su técnico, Carlos Salvador Bilardo, por adaptarse a los 2.200 metros de altura de México D.F. hizo que 30 días antes de comenzar el Mundial se concentraran en el complejo del Club América. Tras una accidentada etapa de clasificación y unos amistosos previos decepcionantes, pocos hinchas tenían fe en Maradona y sus compañeros.

Alemania Federal tenía bajo la batuta de un novel Franz Beckenbauer un plantel de lujo: Karl-Heinz Rummenigge, Rudi Voeller, Félix Magath, Pierre Littbarski, Andreas Brehme y un joven Lothar Matthaeus. Pero no llegó al certamen al tope de sus posibilidades. Rummenigge, Voeller y Klaus Allofs tenían problemas físicos. “Todo nuestro ataque estaba averiado”, recordó Matthaeus.

El calor no ayudaba. Todavía hoy en Alemania se recuerda a aquellos partidos de primera ronda como Las insolaciones de Querétaro. Pero el equipo creció en base a espíritu y sometió en semifinales a Francia, una de las sensaciones del torneo.

Un equipo contra la jaula anti-Maradona

Con cinco goles y un rendimiento para convertirse en leyenda, Maradona era la gran estrella del torneo y de la final. El estadio Azteca, testigo de la "Mano de Dios", de la apilada más inolvidable de la historia de los Mundiales –ambas ante Inglaterra en cuartos de final- y de los dos golazos frente a Bélgica en semifinales, quería ver si el genio frotaba una vez más su botín zurdo ante los alemanes.

Beckenbauer prefería no ver lo mismo y modificó el dibujo que venía usando y armó una jaula anti-Maradona. El capitán argentino la tocó poco en los primeros 60 minutos, pero gracias a un cabezazo de José Luis Brown y una galopada de Valdano, Argentina gambeteó el plan del Kaiser. No era un héroe y diez voluntades, era un equipo de verdad.

Valdano y un remate que irá a la red. Fue el segundo de Argentina.

Los germanos adelantaron sus líneas. Primero descontó Rummenigge en el minuto 74. Cuando igualó Voeller en el 81 con un cabezazo dentro del área chica, los ojos de los de celeste y blanco se cruzaron.

Y allí fue Burru, el volante talentoso y trabajador a buscar el pase imposible a espaldas de los grandotes de verde, que salió de la zurda mágica del genio de un Maradona por fin libre. Punteó la pelota un poquito larga, quiso picarla contra Schumacher pero le salió a ras del piso.

“Cuando fui a festejar me arrodillé, extenuado, y al primero que vi llegar fue a (Sergio) Batista. Llegaba cansadísimo y se arrodilló enfrente mío con esa barba que tenía… siempre digo que fue como ver a Jesús, que nos decía que teníamos que ser campeones del mundo”, recordó años después Burruchaga.

Burruchaga marca el gol ante la salida de Schumacher y el cierre de Briegel. Valió un título.

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